sábado, 22 de noviembre de 2008

El elegido (que buen vino de mesa).

Esta mañana he ido a la oficina de Correos a recoger un certificado. Cuando llegué estaba llena así que cogí número y a esperar que me tocara. El 21, y va por el 13, uff no me queda na... Bueno pues me siento y empiezan a correr los número: el 14, el 15, el 16, oye esto va rapidito, que bien, miro otra vez mi número, si el 21, no ha cambiado (que raro). Bueno en el 16 se queda un rato parado. Me he hecho ilusiones de que iba rápido y ahora se queda en el 16 un rato. De pronto un niño empieza a gritar y a llorar, que coñazo de verdad, los niños siempre chillando en los sitios públicos, y además con malafollá, no como mis hijas que cuando se ponen a chillar lo hacen con gracia; y cuando le dan una patada en la espinilla al señor mayor que está en la cola lo hacen de broma, sin maldad; pero este niño lo hacía por molestar. Es como cuando vas por la calle y de pronto te viene un gran danés de 85 kilos babeando a saltar encima tuya y te chilla el dueño "Tranquilo que no muerde", no sea jodío si no le hace falta, te salta encima y te parte la columna, para qué molestarse en morder, ¿no?

Vale el 17, miro otra vez mi ticket y mierda, sigue siendo el 21, ahora miro otra vez a la pantalla y si, el 17, no me he equivocado. De todos modos dentro de un ratillo lo compruebo otra vez por si acaso.
El 18, ya queda menos. No se acerca nadie a la mesa, joder qué suerte, llaman al 18 y no va nadie y pasa al 19 del tirón, siiiiiiiiii. Bueno ya sólo queda uno más y el siguiente soy yo. Y ahí está, el 20, el siguiente soy yo, uf que nervios, eh cuidado señora no se acerque al mostrador que voy yo, ¿eh? bueno bueno tengo que estar atento, yo sereno, pero en cuanto salga mi nº en la pantalla doy un salto, no vaya a ser que se me cuelen. Porque yo tengo el 21 ¿no? A ver si, efectivamente el 2 y el 1, el 21; y en la pantalla pone el 20, si, correcto.
De pronto mi momento, todo lo que sucedió, pasó a camara lenta. Suena un pitido, la gente se gira a la pantalla y el 0 poco a poco apaga sus lucecitas para convertirse en el 1 y así concederme el privilegio de ser el elegido, el siguiente, de regalarme mi momento. Suena una voz de detrás del mostrador: "EEEEEEEEEllllllllll vvvvvvvvveeeeeeeiiiiiiiiiintyuuuuuuuuunnnnnnnooooooooo". De un salto me pongo de pie, no quiero que se me escape, pero ya lo he conseguido, la oficinista me ha visto, cruzamos las miradas y sabe que soy yo y no otro el afortunado, ya no hay temor ni prisa, drisfuto del momento y de las miradas de envidia de los demás porque si, me toca a mí y no a tí, mi espera ha valido la pena, voy a ser atendido y tu no, tu te quedarás ahí mientras yo podré hacer mis trámites, qué momento. La espera ha sido larga y angustiosa, pero al fin lo he conseguido, ahora soy yo el elegido.
-Buenas
-Hola buenas, para recoger este certificado, por favor.
-Lo siento, ha caducado, tenía que haberlo recogido la semana pasada, ya ha sido devuelto al remitente.
-Ah, vale gracias, adios
-Adios

1 comentario:

  1. Es mucho más emocionante si no hay numerito y tienes que pedir la vez, ahí sí que tienes que estar atento. :)

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